martes, 16 de agosto de 2011

El disco que cambió la industria musical

Músicos y productores españoles analizan los efectos del éxito de Nirvana a los 20 años de ‘Nevermind’


Se grabó en dos meses de 1991, costó 65.000 dólares y lleva vendidos más de 30 millones de copias en todo el planeta. Nevermind, el segundo álbum de Nirvana, fue el disco que convirtió la música independiente en mercancía de uso global y, a la postre, demostró que es viable lograr audiencias masivas con una producción de bajo presupuesto. Trece canciones que dinamitaron el coto exclusivo de las grandes disqueras. El álbum con cara de niño travieso que anunció el fin de una era. Veinte años después, músicos y productores analizan los efectos de Nirvana, su influencia sonora e importancia en la popularización de grupos y sellos independientes. "De pronto se abrieron puertas y sonamos en radiofórmulas", recuerda Fernando Alfaro, entonces líder de Surfin' Bichos.

La ola grunge llegó de Seattle, en la esquina noroeste de Estados Unidos. Allí, liderado por un Kurt Cobain que tardaría tres años en volarse la cabeza, el trío había vendido 40.000 discos de su estreno, Bleach (1989), antes de firmar por Geffen Records para preparar la continuación con el productor Butch Vig. Entre mayo y junio, Kurt Cobain (voz y guitarra), Chris Novoselic (bajo) y Dave Grohl (batería) se citaron en el estudio Sound Vision de Los Ángeles en una apuesta crucial. De hecho, para pagar la gasolina hasta California, Nirvana tuvo que dar un concierto para recaudar fondos: esa noche sonó por primera vez Smells like teen spirit, cinco minutos ya legendarios que, en 2004, la revista Rolling Stone situó en el noveno puesto de las 500 canciones más importantes de la historia.

Un puñetazo en la cara

Dover: "Ayudó a que se respetara el rock español y generó un público que está vivo"

En España, la difusión de Nevermind se saltó todas las normas establecidas. El rock de Nirvana, arisco pero melódico, se impuso por KO técnico pese a que en las radiofórmulas reinaban Michael Jackson, Jon Secada, OBK y Mecano. "Fue un flechazo instantáneo, hacía tiempo que no escuchaba algo igual", recuerda Amparo Llanos, de Dover, quizá el grupo nacional más asociado a la explosión grunge. "Sonaba como un puñetazo en la cara, fue un shock, y me alegro de haber vivido ese momento, como la gente mayor vivió los años sesenta, los Stones y Bowie", añade Jorge Martí, de La Habitación Roja. Más ponderado, Alfaro no cree que Nevermind descubriera nada nuevo, pero sí generó oportunidades y más respeto en la escena nacional. "Su éxito mejoró cosas: hubo más medios técnicos y mejores condiciones para grabar y hacer giras", anota el cantante.

Javier Liñán gestionó el fichaje de Los Planetas por RCA. "Nirvana tuvo apoyo masivo de los medios y generó entusiasmo en grupos españoles, pero pocos tenían intención de profesionalizarse. Y pocos lo lograron", explica Liñán, que después trabajó en Chewaka-Virgin con Astrud y Chucho. "Compañías indies como Subterfuge supieron captar lo que pasaba en la calle y retratarlo en sus producciones. Ocurrió con Dover, el éxito de ventas más grande en esa época, quizá Devil came to me sea el Nevermind español, pero todo tenía un espíritu amateur. Hoy sería gracioso hacer un programa estilo ¿Qué fue de...?", señala el director de la productora El Volcán, que trabaja con Josele Santiago y Zenet.

Fernando Alfaro: "Se abrieron más puertas y empezamos a sonar en las radiofórmulas"

Con un enfoque rock más clásico, Pablo Carrero fundó Rock Indiana en 1994. "Nevermind es poco convencional pero, sin embargo, vendió una barbaridad, lo que quizá provocó el interés de sellos grandes por grupos nuevos. Aunque aquí la apuesta fue muy tibia; el movimiento indie siguió creciendo al margen de las multinacionales. Nirvana aportó más en un sentido musical porque el interés de medios y discográficas masivas duró muy poco. Que ahora los discos se hagan de forma casera, con bajo coste, lo relaciono más con la evolución técnica que con una apuesta industrial", señala Carrero, cuyo sello edita entre ocho y diez discos por año. Y con suerte dispar: con una media de 300 copias vendidas por disco, sólo Sunday Drivers rompió ese techo. Su debut despachó 4.000.

¿Y qué aportó el sonido de Nirvana? Paco Loco, ingeniero de pedigrí del indie español: "Marcó tendencia como grupo, pero no tanto en producción musical. Aparecieron muchas bandas, ahora ya quedan pocas y reniegan de esa época. Es fácil ser injusto a toro pasado: se critica que cantaran en inglés, pero nadie critica que se toque en inglés. Lo importante es hacer lo que te gusta, sin esconderse en complejos. ¡Mira que hay grupos que cantan en español con unas letras muy malas!", argumenta el productor gijonés, aliado de Australian Blonde, Sexy Sadie y Nacho Vegas.

Rock con autoestima

Desde Valencia, Jorge Martí no reniega del momento indie. "Con Nirvana aprendí a pelear por mi grupo de rock y, en general, ayudó a elevar la autoestima del rock nacional. Siempre me gustó su actitud punk, sin fantasías ni imposturas", añade el líder de La Habitación Roja, que contrató a Steve Albini, el productor de los últimos Nirvana, para los discos Nuevos tiempos y Cuando ya no quede nada. "Steve retrata al grupo como una fotografía cruda, sin retoques. Busca que suenes igual de fuerte que en directo y respeta tu trabajo como si estuviera grabando con Iggy Pop. Aquí no es fácil encontrar a un productor que te reciba a la puerta del estudio y escuche qué quieres de su trabajo. Más que musical, fue una experiencia para ir por la vida".

Paco Loco: "Se critica que se cante en inglés pero nadie se queja de que se toque en inglés"

Amparo Llanos también reivindica la lección aprendida con Nirvana. "Inspiró a muchos grupos, en sonido y en actitud. Y eso que su rock fuerte pero melódico no es fácil de imitar. Pero demostró que no hace falta ser un guitarrista pintón para tener una banda de rock; nada que ver con Guns N'Roses o Mötley Crüe", afirma la cantante de Dover, que en 1993 viajó a Hawai para ver a Kurt Cobain. "Nirvana no tuvo mucho que ver en la escena del indie español, pero sí ayudó a que se respetara nuestra personalidad, se crearan festivales y un público que aún está vivo".

Perro viejo, Fernando Alfaro cierra la foto fija 20 años después: "Quizá el indie no acabó de cuajar porque era una fórmula importada y España, como escena, no tiene nada que ver con el mundo anglosajón, pero sí ayudó a mejorar. Aunque hoy, más que para tirar cohetes estamos para tirar bombas".

fuente publico.es

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