La joven Maenga discutió con su madre dos días antes de suicidarse. Quería comprarse unas zapatillas nuevas, ropa y un portátil. Dos días después del enfrentamiento, su madre, Theresa, se dio cuenta de que le faltaban analgésicos y le preguntó a su hija. Maenga comenzó a llorar y le confesó que los había cogido porque estaba “harta”.

Según informa telecinco.es, tras la charla con su hija, Theresa llamó al colegio para preguntar si habían notado algo raro y en el centro le dijeron que no.

La madre trabaja en un hospital en el turno de noche y, al volver a casa, por la mañana, descubrió que Maenga no había ido al colegio porque no se encontraba bien. Después de dormir, Theresa descubrió que su hija se había ahorcado.

Los investigadores han dejado claro que no había “evidencias” de acoso escolar y que la joven era “una alumna modelo”. Vivía en una casa “impecable” en Salford, Reino Unido, y tenía la “típica” habitación de adolescente.